La comunicación entre las cerdas y sus lechones es el primer paso para tener una cría exitosa. El cuidado materno va desde la provisión de un nido, hecho por la madre, donde ir madurando, hasta la provisión de alimento (lactancia) y cuido.
El cuidado materno es instintivo en las cerdas. Así, doce horas antes del parto ellas comienzan a preparar el lugar donde los recién nacidos estarán por un tiempo. La construcción de este espacio incide directamente en el cuido que la madre dará a los lechones, lo cual tiene relación directa con la velocidad de desarrollo y rata de supervivencia.
En el caso de las cerdas, el olfateo, los gruñidos y los empujones son los principales factores que determinan el apego con las crías. Esto establece unas líneas de comunicación entre ambos, que le permite a la madre proteger a sus lechones de cualquier peligro externo e, incluso, de que ellas puedan aplastarlas mientras estén descansando y los pequeños no estén amamantándose.
La producción de leche también es crucial en esta etapa. Consumir más alimento capaz de generar más producción y reservas corporales, incide en la calidad de la misma y en cuántos de la camada pueden alimentarse al mismo tiempo y hacerlo bien.
Se considera que las madres deben estar con la camada por lo menos 28 días después del parto, por lo que el área donde estarán todos debe ser lo suficientemente cómoda a fin de evitar cualquier problema. Los especialistas recomiendan que los corrales deben tener por lo menos 1,8 x 2,4 metros.
A la buena comunicación entre madre y lechones contribuye el manejo que haga el personal de la granja de los animales. Deben ser tratados de una manera amable, sin estresarlos, acostumbrándolos poco a poco al contacto humano, a fin de que puedan crecer sin estresarse cuando se le acerquen sus cuidadores.
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