La productividad, rentabilidad y competitividad de una empresa también puede medirse por los niveles de calidad que tienen sus procesos de producción, pues la calidad del producto final será consecuencia del cuidado con el que se realiza. En el proceso para obtener productos óptimos en su realización intervienen todos los empleados y departamentos de una organización, por cuanto el compromiso para producir con calidad debe ser de todos. Al final, los buenos resultados repercutirán en beneficio de la organización. Por eso, es fundamental que los procesos de producción sean ejecutados de la mejor manera posible, ya que eso evitará poner el mercado productos defectuosos, de poca calidad y que, al final, serán rechazados por los consumidores. Para minimizar los riesgos que puedan incidir en la no obtención de un buen producto final, existen normas que el departamento de calidad ejecuta para que los procesos funcionen y llevar las estadísticas para ir perfeccionando los mismos.