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El valor del liderazgo en los tiempos difíciles

 



Si en algún momento de la historia contemporánea el liderazgo se ha convertido en un tema medular no solo de las empresas, sino de los países y sus sociedades, es ahora. En el caso de las compañías el líder no es, necesariamente, el dueño o quien ostenta el cargo de presidente. Aunque es lo más común.

El líder puede ser un vicepresidente, un director o un gerente a quien se le encomienda que guíe al resto de la empresa hacia un mismo fin: mantenerla operativa, productiva y rentable. Por eso, es importante que quien ejerza esa función de liderazgo logre ponerse en sintonía con el resto de los integrantes de, a fin de conseguir las metas propuestas.

Es muy sencillo llevar un emprendimiento a buen puerto, o mantener arriba la producción o los números en verdes cuando los tiempos son favorables. Pero en situaciones como la de la pandemia del coronavirus, así como en otras difíciles que puedan presentarse, es cuando se ve de qué madera están hechos esos líderes.

Los líderes tienen, además de lo dicho antes, la responsabilidad de lograr el acompañamiento de los equipos de trabajo en sus decisiones. Además, deben mantener una comunicación fluida, hablando con claridad sobre cuál es la situación realidad por la cual atraviesa la empresa.

El liderazgo debe trabajar sobre estrategias reales. Trazar un plan de acción que no solo servirá para seguir a flote, una vez que la pandemia pase o se controle, sino que también pueda marcar nuevos rumbos y negocios para la compañía.

Ponerse al lado de su equipo nunca debe interpretarse como una debilidad. Todo lo contrario. Quien consigue trabajar en armonía y mantener a su equipo la mayoría del tiempo motivado y a la empresa exitosa es el verdadero líder.

Escuchar las necesidades de su entorno, ofrecerles alternativas y soluciones a los problemas a sus empleados y velar por la constante mejora de los procesos productivos son algunos de los aspectos que todo buen líder debe tener en cuenta. Y más cuando los tiempos apremian.

Una vez establecida esa realidad puertas adentro, el buen manejo del liderazgo también debe considerar la interacción con sus clientes y consumidores. Al final, serán las ventas de los bienes y productos que se ofrecen lo que determinará la rentabilidad de la compañía.

En un proceso similar con sus empleados, es necesario que se oiga al público. Que la voz de quienes compran eso que se produce, bien sea uno o más productos, debe ser escuchado. No es suficiente con dejar las cosas en los anaqueles para que alguien los compre. Es necesario hacerle seguimiento, estudiar las críticas y solucionar los problemas.

 

Referencias

https://blogs.deusto.es/ethics/liderazgo-pandemia/

https://www.ambito.com/opiniones/liderazgo/el-rol-del-las-organizaciones-tiempos-pandemia-n5099375

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