Frecuentemente se confunde producción con productividad, no son lo mismo. Sin embargo, ambas están estrechamente ligadas. Tampoco proyecto y proceso productivo son sinónimos, aunque también se complementan. Todos esos aspectos trabajan en función de ayudar a una empresa sea productiva y rentable.
El proceso productivo no necesariamente es inmediato y permanece en el tiempo. Ayuda a que los proyectos que sí tienen un tiempo de caducidad puedan llegar a término.
Los expertos en la materia han clasificado los procesos productivos en tres grandes grupos:
Estratégicos. Son los que, como su nombre lo indica, define estrategias para cumplir con la misión de la empresa. Este proceso involucra a toda la compañía, desde el líder hasta los empleados.
Soporte. Son aquellos que permiten diseñar los pasos para cumplir los objetivos de las empresas, involucrando en ellos todo lo que tiene que ver con tecnología, control de calidad y ejecución de procesos. Todo esto apunta a la consecución de la meta establecida por la compañía.
Operativos. Involucra a todos los departamentos porque son los que desarrollan los proyectos para la obtención de bienes y servicio. No solo en lo que respecta al físico, sino que también se encargan de monitorearlo hasta el último eslabón de la cadena de producción que es la llegada a los anaqueles.
Determinar cómo son recibidos por los clientes y consumidores, hacerle seguimiento a la cadena de suministro y alimentar el feedback hacia el producto forman parte de todo lo que se debe tomar en cuenta para tener una empresa exitosa. En este sentido, el diseño, la producción y la distribución son esenciales para complementar el proceso productivo.
De ser necesario, hay que capacitar a quienes se encarguen de cada paso, a fin de maximizar los recursos para obtener el máximo provecho y minimizar las crisis y las pérdidas por haber aplicado un proceso o una estrategia equivocada.
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