La Navidad es, por mucho, la temporada preferida por la gente. Aunque existan problemas, conflictos y obstáculos, la llamada “alegría navideña” es suerte de un virus contagioso que alcanza a la mayoría de la población. Aunque siempre hay un grinch escondido, el espíritu de las fechas se apodera de diversos espacios, incluidas las empresas. Muchas veces estas festividades son aprovechas para estrechar los lazos entre los dueños y los empleados, limar asperezas y afianzar la confianza que debe existir. Los líderes deben ser los primeros propiciadores de esas iniciativas. Tienen que procurar que el ambiente en el que se reúna al personal para celebrar no solo las fechas, sino también la labor que se hizo durante el año sea el más agradable y confortable posible. En un año tan complejo como 2020 tener un espacio para compartir, relajarse de la labor cotidiana y hasta sentir que las cosas, pese a todo, no fueron tan negativas sería lo ideal, respetando claro está las medidas de biosegurid